Mateo 8:1-4
Hace 2000 años se le llamaba "lepra" a una serie de enfermedades de la piel incluida la que hoy llamamos lepra. El enfermo se consideraba contaminado, socialmente excluido, sucio e inmundo... por eso él le pide a Jesús que lo limpie.
El enfermo se acercó con la seguridad de que Jesús podía sanarlo, pero respetó la soberanía de Dios: "si quieres puedes limpiarme". Jesús respondió "si quiero", lo tocó y lo sanó.
Generalmente creemos que estar con salud es mejor que acarrear una enfermedad o un defecto y por eso concluimos que Dios "tiene que querer" lo mismo que nosotros. Pero Dios sabe mejor que nosotros lo que es mejor.
Jesús en su humanidad se resistía naturalmente al sufrimiento y a la muerte propia, pero al final dice: "... que no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42 DHH).
Job reflexionaba "Si aceptamos los bienes que Dios nos envía, ¿por qué no vamos a aceptar también los males? ..." (Job 2:10 DHH)
Dios quiere lo "mejor" para mi pero mi definición egoísta de "mejor" no siempre coincide con la de Dios. Sus pensamientos son más altos que mis pensamientos (Isaías 55:8-9).
Oración: Gracias por amarme y querer lo mejor para mi. Ayúdame a confiar en tu juicio y en tus tiempos para responder a mis oraciones. Como Jesús quiero hacer tu voluntad.
Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin
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