Mateo 6:16-18
En muy pocas áreas de la vida Jesús requiere secreto. Pero en algunas como mi ayuda al prójimo, la oración personal o el ayuno, hacerlo en público conlleva el peligro de desvirtuar la calidad y la autenticidad de lo que estoy haciendo.
Al hacerlo en secreto me aseguro también de que mis motivaciones sean las correctas. Me puedo enfocar en mi principal interlocutor, Dios y no en una audiencia de muchos.
Al ayunar las energías, la atención y el tiempo que me llevaría para alimentarme las reutilizo para buscar a Dios y discernir Su voluntad. Al ayunar mi mente se agudiza, aumenta la concentración y la claridad. Puedo orar con mayor precisión.
Oración: Gracias Dios por tu sabiduría y por cuidar la integridad de mi corazón. Purifica mis motivaciones y ayúdame a ser auténtico en todo lo que hago.
Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin
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