miércoles, 30 de septiembre de 2020

Enfermedades

Mateo 8:14-17

Jesús estaba llevando nuestras enfermedades y sufriendo nuestros dolores. Su poder y su compasión se hacían evidentes en la forma en que trataba a los que sufrían. Dios no es insensible a nuestro dolor y tiene poder sobre las enfermedades.

Así también, en mi esa compasión me lleva a identificarme con el que sufre, compartir su dolor y llevarlo hacia Dios para que experimente su poder transformador.

Necesito esa compasión de Jesús para no insensibilizarme ante el dolor ajeno. Al mismo tiempo necesito esa fe para no sucumbir al comprender la magnitud del sufrimiento del otro.

Oración: Lléname de compasión y fe para poder enfrentar los sufrimientos más duros de la vida, con valentía y esperanza.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

martes, 29 de septiembre de 2020

Fe y autoridad

Mateo 8:5-13

El centurión entendía su fe en Jesús en términos de autoridad. Él ejercía autoridad sobre sus subalternos y él mismo estaba sujeto a la autoridad de sus superiores.

Él descubrió que Jesús tenía autoridad sobre la naturaleza y la enfermedades. Cuando lo entendió y creyó. Jesús reaccionó haciendo el milagro de sanar a su siervo.

Comprender la autoridad de Dios me da seguridad y fe. Saber que Él es todopoderoso, que me ama y que estoy en sus manos, me permite enfrentar mis temores con un nuevo grado de confianza y fe que me habilita para aceptar nuevos retos que no podría enfrentar por mi mismo.

Oración: Gracias por mostrar tu poder y tu cuidado sobre mi. Ayúdame a ser un buen administrador de esta autoridad que tienes sobre mi. Quiero responder con fe y valentía para enfrentar los desafíos que pongas delante de mi.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

lunes, 28 de septiembre de 2020

Si quieres...

Mateo 8:1-4

Hace 2000 años se le llamaba "lepra" a una serie de enfermedades de la piel incluida la que hoy llamamos lepra. El enfermo se consideraba contaminado, socialmente excluido, sucio e inmundo... por eso él le pide a Jesús que lo limpie.

El enfermo se acercó con la seguridad de que Jesús podía sanarlo, pero respetó la soberanía de Dios: "si quieres puedes limpiarme". Jesús respondió "si quiero", lo tocó y lo sanó.

Generalmente creemos que estar con salud es mejor que acarrear una enfermedad o un defecto y por eso concluimos que Dios "tiene que querer" lo mismo que nosotros. Pero Dios sabe mejor que nosotros lo que es mejor.

Jesús en su humanidad se resistía naturalmente al sufrimiento y a la muerte propia, pero al final dice: "... que no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42 DHH).

Job reflexionaba "Si aceptamos los bienes que Dios nos envía, ¿por qué no vamos a aceptar también los males? ..." (Job 2:10 DHH)

Dios quiere lo "mejor" para mi pero mi definición egoísta de "mejor" no siempre coincide con la de Dios. Sus pensamientos son más altos que mis pensamientos (Isaías 55:8-9).

Oración: Gracias por amarme y querer lo mejor para mi. Ayúdame a confiar en tu juicio y en tus tiempos para responder a mis oraciones. Como Jesús quiero hacer tu voluntad.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

domingo, 27 de septiembre de 2020

Preparado para resistir

Mateo 7:24-27

Seguir las instrucciones de Jesús me prepara para la vida. Él conoce mejor que nadie las adversidades que puedo enfrentar. Sus enseñanzas me dan las herramientas que voy a necesitar en la vida.

Formar mi carácter y mejorar mis actitudes puede no mostrar consecuencias inmediatas hoy mismo. Pero a largo plazo se evidenciarán mis fortalezas y debilidades. Todo dependerá de mi voluntad de ajustar mi vida para obedecer a Jesús desde ahora.

Oración: Gracias por capacitarme y mostrarme el camino para poder resistir las tormentas de la vida. Dame la humildad para obedecerte y enderezar mi vida de acuerdo a tu palabra desde hoy y cada día.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

sábado, 26 de septiembre de 2020

Evidencias

Mateo 7:15-23

Jesús nos anima a buscar evidencias de autenticidad. Si quiero una vida plena, transparente, sincera, en buena relación con Dios y los demás, son esas las evidencias que debo ver en mi mismo y en quienes me inspiran y me guían.

Todo aquel que no da evidencias concretas de ser alguien que ama y sigue a Jesús, no debe ser considerado como tal. No sirve de nada engañarme a mi mismo o a los demás. La hipocresía no le hace bien a nadie, ni al hipócrita ni a los que lo ven. Dios me ve tal como soy y los demás comienzan a darse cuenta también, tarde o temprano.

Una persona buena da evidencias de bondad. Una persona mala da evidencias de maldad. No debemos ver sólo lo que la persona dice ser sino examinar cómo vive.

Si digo que amo a Dios, debería mostrar evidencias de que quiero estar con Él, que estoy conociéndole, creciendo y obedeciéndole cada vez más. Si no cultivo mi relación con Dios diariamente no tiene sentido decir que amo a Dios.

Sí digo que soy cristiano debería reflejar en mi vida cotidiana los valores y la misión de Cristo. Debería ser un buen representante de lo que Cristo es y piensa. Si no doy evidencias de Jesús en mi comportamiento diario, no tiene sentido decir que soy cristiano.

Oración: Perdóname por la inconsistencia y la hipocresía. Ayúdame a ser auténtico y sincero. Quiero reflejarte en mi vida y que otros te vean actuando en mi, Jesús.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

viernes, 25 de septiembre de 2020

Camino de la vida

Mateo 7:13-14

Una vida plena y abundante, la vida en su máximo potencial es lo que deseo. Lo contrario al camino de la vida es lo que me destruye y me mata. Jesús vino a traernos esa vida abundante.

Algunos creen que la verdadera vida se parece mucho al libertinaje o al descontrol. Creen que la verdadera vida es permitirse todos los gustos. Pero Jesús nos advierte que ese camino "espacioso" nos lleva a la destrucción y lo podemos ver todos los días.

En realidad para la vida verdadera, la puerta es estrecha y el camino angosto. Para vivir la vida en su máximo potencial hay un camino muy específico y definido y hay una manera de entrar muy específica. Si insisto en vivir a mi manera y hacer lo que se me antoja, nunca voy a encontrar la vida verdadera.

La puerta estrecha y el camino es Jesús. Él me muestra cómo vivir la vida en su máximo potencial. Nos dio suficientes instrucciones para alumbrar el camino y hacer posible encontrar la vida. No hay necesidad de desperdiciar mi vida viviendo en forma mediocre y sin discernimiento.

Oración: Gracias por ser la puerta y el camino. Enséñame a andar en Él hoy y cada día. Gracias porque en ti encuentro verdadera vida.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

jueves, 24 de septiembre de 2020

¿Cómo trato a los demás?

Mateo 7:12

Aquí Jesús está haciendo eco del gran mandamiento. El gran mandamiento se refiere a amar a Dios intensamente con todo nuestro ser y como consecuencia lógica amar a los demás como a uno mismo.

No puedo decir que amo a Dios si eso no se traduce en amor hacia las demás personas que también fueron creadas por el mismo Dios. Y aquí Jesús me da una manera de medir mi amor por los demás: los trato como me gustaría que me traten a mi.

Si soy una persona saludable y equilibrada mentalmente, voy a valorar y cuidar de mi mismo. Ese mismo valor y cuidado debo rendir a las personas que se cruzan en mi camino. Debo ponerme en el zapato del otro. Tratar de entender valorar y sentir lo que el otro siente. Mi realidad personal no es más importante y valiosa que la de los demás.

Este amor y solidaridad que Jesús nos enseña, hace que la convivencia y las dificultades que enfrentamos sean más soportables, nos desafía a crecer, nos llena de entusiasmo y alegría.

Oración: Líbrame dé pensar sólo en mi mismo. Quiero ser consciente y sensible a las necesidades de los demás. Ayúdame a acercarme a aquel que está muy solo y necesita una mano solidaria.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Pide, busca y llama

Mateo 7:7-11

Un muchacho vuelve a casa diciendo -hoy casi me regalaron un burro-. La familia le pregunta: -¿por qué dices eso?-. A lo que respondió: -Había un señor con dos burros y le pedí uno-.

En vez de pensar: "no me dieron lo que pedí", él prefirió pensar "casi me lo dieron". Aunque otro consideraría ese pedido como absurdo, Él hizo su parte de pedir y esperar. Una decisión a su favor del dueño del burro hubiera hecho realidad este anhelo del muchacho si lo hubiera querido. Aunque el dueño del burro tuviera la voluntad de regalar su burro, no lo podría haber hecho a este muchacho sin que este primero le exprese su pedido.

No puedo controlar todo en la vida, pero al pedir, buscar y llamar estoy recorriendo la mitad del proceso necesario para que se hagan realidad los sueños y proyectos. Esto se aplica a mi relación con las demás personas, pero aún más en mi relación con Dios que ya tiene la voluntad de hacerme bien.

Si quiero trabajo, debo ir a solicitar trabajo. Aunque existen muchas posibilidades de que no me contraten, al pedir trabajo estoy haciendo la parte del proceso que me corresponde a mi hacer para lograrlo. Y existen mucho más posibilidades de que me den trabajo si estoy activamente buscando y solicitando empleo que si me quedo en casa esperando que a alguien se le ocurra contratarme.

Oración: Ayúdame a no estar pasivo o paralizado frente a las necesidades. Mi parte es pedir, buscar y llamar. Dame la confianza e iniciativa para hacerlo y persistir en ello.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

martes, 22 de septiembre de 2020

Juzgar

Mateo 7:1-6

La capacidad de juzgar es una habilidad muy necesaria para la vida. Es poder diferenciar entre algo bueno y algo malo, entre algo bueno y algo mejor (Hebreos 5:14). Desjuiciado/a es el que no tiene juicio o sensatez.

Jesús nos enseña que no debemos desperdiciar esa capacidad concentrándonos en el error de otros, sino en nosotros mismos. Es más fácil reconocer el error en otros, pero concentrarme en el error de otros me hace hipócrita porque desvía la atención de mis propios errores.

Jesús me dice que mis errores pueden ser mucho peores que los que estoy tratando de identificar en otros. Por eso no debo desperdiciar esta capacidad de juicio sino usarla para mi propio proceso de arrepentimiento y crecimiento personal (Salmo 51:3).

Cuando veo un error en otros debo ser especialmente consciente de mis propios errores y mi tendencia a equivocarme (Juan 8:7). Sino no podré tener la humildad necesaria para contribuir positivamente y con amor a los que pidan mi consejo y orientación.

Oración: Líbrame del error de enfatizar las faltas ajenas. Dame humildad y autoconsciencia de mis propios errores para cambiar y crecer. Ayúdame a obrar con misericordia y compasión cuando veo fallas en los demás.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

lunes, 21 de septiembre de 2020

¿Preocuparme? ¿Yo?

Mateo 6:25-34

Es difícil no preocuparme por el mañana porque cuando me preocupo, me da la sensación de que estoy siendo responsable, como si estaría haciendo algo al respecto de mis problemas o carencias futuras.

Prepararme para el futuro es correcto, estudiar, planificar, invertir, organizar son cosas sabias que hacemos hoy pensando en el futuro. Lo que es incorrecto es afligirme dándole vuelta a mis pensamientos con ansiosa inquietud (Lucas 12:29). Esto muestra mi falta de fe.

La propuesta de Jesús es que me concentre en el hoy y deje el futuro en Sus manos. Y va más allá aún, entre las cosas que me ocupo hoy, debo priorizar lo que contribuya al reino de Dios y dejar todo lo demás en un segundo plano. Es un ejercicio de confiar en Dios. Esto es verdadera adoración. Al confiar en Dios estoy reconociendo que Él tiene todo el poder, que sabe lo que es mejor para mi y que me ama.

Desarrollar confianza en Dios es lo opuesto a preocuparse. Depositar mis preocupaciones en sus manos me da paz (Filipenses 4:6-7) y me permite ahorrar las energías que necesito para enfrentar efectivamente los problemas de hoy.

Hoy y cada día necesito hacer el ejercicio de poner mis asuntos en sus manos y hacer descansar mi mente en la confianza en Dios.

Oración: Te amo Señor y te agradezco porque siempre me cuidas. Pongo mi confianza en ti para vivir el hoy con todas mis fuerzas y ayúdame a no gastar energías preocupándome por el futuro.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

domingo, 20 de septiembre de 2020

La riqueza... ¿me sirve o le sirvo?

 Mateo 6:19-24

La riqueza es una herramienta y no debería dominar nuestro corazón. La riqueza en si misma no es buena ni mala. Pero, es muy importante como la veo. Puede convertirse en mi tesoro que acumulo y dominar mis pensamientos y mis acciones. No puedo servir a Dios y a las riquezas. Los dos reclaman prioridad en mi vida y sólo puedo darle mi máxima atención y fidelidad a uno de los dos.

Mi tesoro debe estar en el cielo. Mis ambiciones deben apuntar hacia el cielo. Para que algo de lo que tengo o haga sea trascendente, debe estar al servicio de Dios. Debo priorizar en mi vida lo que tenga valor eterno.

Puedo ser un buen administrador si veo la riqueza como un instrumento para la vida, que honre a Dios y sirva a los demás.

Oración: Gracias por las riquezas materiales, sociales y espirituales. Ayúdame a ser un buen administrador y a mantener en orden mis prioridades. Sólo quiero servirte a ti Señor.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Secreto

Mateo 6:16-18

En muy pocas áreas de la vida Jesús requiere secreto. Pero en algunas como mi ayuda al prójimo, la oración personal o el ayuno, hacerlo en público conlleva el peligro de desvirtuar la calidad y la autenticidad de lo que estoy haciendo.

Al hacerlo en secreto me aseguro también de que mis motivaciones sean las correctas. Me puedo enfocar en mi principal interlocutor, Dios y no en una audiencia de muchos.

Al ayunar las energías, la atención y el tiempo que me llevaría para alimentarme las reutilizo para buscar a Dios y discernir Su voluntad. Al ayunar mi mente se agudiza, aumenta la concentración y la claridad. Puedo orar con mayor precisión.

Oración: Gracias Dios por tu sabiduría y por cuidar la integridad de mi corazón. Purifica mis motivaciones y ayúdame a ser auténtico en todo lo que hago.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

martes, 15 de septiembre de 2020

Condiciones para perdonar

Mateo 6:14-15

El amor de Dios es incondicional, pero el perdón requiere ciertas condiciones. Necesito confesar (reconocer) que hice algo malo (1 Juan 1:9) y luego estar dispuesto a perdonar a las personas que me hicieron algún daño.

Tanto reconocer mis propias faltas, como perdonar las faltas de quienes me hirieron, requiere de humildad. Mientras no esté dispuesto a abandonar el egoísmo, no podré progresar en mi crecimiento espiritual. Mi vida quedará anclada en ese proceso no perdonado. El egoísmo me lleva a enfatizar el dolor de mi herida de tal forma que me engaño pensando que es imposible perdonar. De esa manera, quedaré amarrado a un resentimiento que me hace más daño a mi mismo que a cualquier otro.

No perdonar es castigarse a uno mismo por el mal que hizo otro.

Perdonar no es aceptar la condición de víctima. Perdonar no es facilitar la continuidad del abuso. Perdonar no es justificar al culpable. Debo tomar todas las medidas necesarias para frenar el abuso, llevar al abusador a la justicia y tomar todas las precauciones para que el mal no se vuelva a repetir. Pero, luego en mi corazón necesito decidir perdonar y no seguir guardando rencor. Perdonar es renunciar a ese odio que me carcome por dentro. Jesús sabía muy bien lo necesario que era este consejo que nos dio. Es por mi propio bien que debo aprender esto. No puedo esperar a tener ganas de perdonar. Aunque no tenga ganas, necesito perdonar.

Perdonar es decidir no guardar rencor. Es desear el bien al que no lo merece. Es abandonar la idea de venganza y de odio. Perdonar me permite recuperar mi felicidad después de una injusticia en mi contra. No significa que me olvido de la mala experiencia, pero si puedo llegar a recordar sin el dolor y el odio que antes acompañaba ese mal recuerdo. Al principio, cada vez que me acuerde de esa mala experiencia, tendré que recordarme que ya decidí perdonar... hasta que ese veneno desaparezca y quede totalmente libre.

Oración: Gracias por darme tu perdón cuando no lo merecía. Ayúdame a perdonar así también a los que no lo merecen. Líbrame del veneno del rencor y la venganza. Quiero quedar libre, perdonar y ser feliz. Con tu ayuda lo voy logrando. Gracias Señor.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

lunes, 14 de septiembre de 2020

Mis necesidades

Mateo 6:11-13

Después de dar prioridad a Dios y a lo trascendente, Jesús nos enseña a orar por necesidades personales mencionando tres:

1. El pan cotidiano. Representaría lo que necesito para sobrevivir como alimento, ropa, salud, familia, amigos, vivienda, trabajo, sociedad, paz, etc.

2. El perdón. Tanto en la forma de recibir (de Dios) como de dar (a los que me ofenden). El perdón es indispensable para poder avanzar después de cometer errores. Recibir y dar el perdón con misericordia es indispensable para la vida y la felicidad.

3. La protección espiritual. Soy vulnerable al engaño del maligno, de otras personas y de mi mismo. Es tonto creerme sabio o invencible. Dios ve toda la realidad como realmente es y yo no. Necesito tener la humildad de depender de Dios, mantener una actitud de aprendizaje y estar atento a lo que me dice para evitar caer en el engaño del mal.

El que pone su vida en las manos de de Dios verá la mano de Dios en su vida.

Oración: Necesito tu cuidado y sostén para sobrevivir. Necesito de tu perdón para enmendar mis errores y comenzar de nuevo. Necesito de tu protección contra lo malo. Necesito de ti Señor.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

domingo, 13 de septiembre de 2020

Comenzar bien

Mateo 6:9-10

Las primeras peticiones que Jesús nos enseña en esta oración modelo, no tienen que ver con nuestros deseos o necesidades sino con sintonizar nuestra vida con Dios, alinearnos con Su voluntad y tomar la perspectiva adecuada.

Acercarme a Dios en forma egoísta, o sin intentar conocerle, es tan grave como no orar u orar sin fe. La oración no es tanto para mover a Dios a que se interese por mis problemas sino para moverme a mi para que me interese por los propósitos de Dios. (Jeremías 9:24)

Sólo cuando conozco la voluntad de Dios y aprendo a alinearme con Dios es que puedo orar en Su nombre. Orar en el nombre de Jesús no es nombrar a Jesús como si fuera una fórmula mágica, sino orar como Él oraría. Por eso es tan importante sintonizar mi vida con Dios, pensar como Él, andar como Él, orar como Él oraría (Rom.8:26).

Oración: Gracias por ser mi Padre. Estás por sobre todas las cosas. Quiero honrar siempre Tu nombre y hacer Tu voluntad para que Tu reino se manifieste aquí en la tierra como en el cielo.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin


sábado, 12 de septiembre de 2020

¿Hipócrita yo?

Mateo 6:5-8

Cuando deseamos andar en sus caminos de Dios, descubrimos muchas virtudes que otros tienen y que desearíamos tener. Ese deseo nos puede traicionar. Deseamos tanto una virtud que podemos estar tentados a fingirla. Aunque todavía no la tengamos, aparentamos tenerla. Nos autoengañamos y engañamos a los que nos rodean. Eso es hipocresía.

Incorporar frases espirituales en nuestra oración pública (como si fuera que ya representan lo que pensamos, creemos y vivimos) puede rayar en la hipocresía. Por ejemplo: decir en mi oración "todo lo puedo en Cristo..." solo es válido si lo creo, lo vivo y pienso con sinceridad de esa forma. El hecho de que sea una verdad bíblica, no significa que ya me representa. Si esa verdad no se encarnó en mi, decirla en mi oración pública sería hipocresía.

No está mal querer algo bueno, tampoco es malo tener fe de que lo vamos a lograr. Pero, es incorrecto aparentar algo cuando todavía no es real. "Fake it till you make it" (aparenta hasta que lo logres) no funciona si vas a seguir el camino de Dios en forma honesta. Cuando buscamos una virtud, debemos ser sinceros y arrepentirnos del error que reemplaza esa virtud en nosotros hasta que esa virtud se haga realidad en nosotros. La honestidad y el arrepentimiento da origen al cambio mucho más rápido (Lucas 18:9-14).

Jesús nos alerta contra la hipocresía en la oración. Al orar debo tomar consciencia de mis motivaciones. Cuando oro en público puedo estar tentado a hacer oraciones más largas, como si eso demostraría una mayor espiritualidad o haría más efectiva mi oración. Puedo estar cultivando mi imagen en vez de centrarme en Dios con honestidad.

Aunque Dios quiere que oremos y nos escucha, Él ya sabe lo que necesitamos antes que le pidamos. No son las muchas palabras, ni la elocuencia, ni la apariencia de piedad lo que va a motivar la respuesta de Dios. Dios espera una comunicación sincera, una relación auténtica entre Él y yo. Él recompensa esa autenticidad.

Oración: Gracias por haber inventado esta forma de comunicación que es la oración. No quiero ser falso al orar, especialmente cuando otros me oyen. Ayúdame a acercarme a ti con sinceridad cada día.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

viernes, 11 de septiembre de 2020

Reconocimiento

Mateo 6:1-4

Cuando logramos hacer algo bueno podemos sentir la urgencia de contárselo a alguien. ¿Por qué? ¿Para qué? Jesús nos invita a pensar en las motivaciones de lo que hacemos.

Cuando hacemos el bien para llamar la atención puede ser que lo que queremos es que alguien nos valore, nos reconozca, nos recompense. Lo publicamos porque esa buena acción mostrará un aspecto bonito de nosotros. Pero una buena acción aislada no necesariamente me representa, y menos lo que la gente piense de ella.

No hay nada de malo en querer sentirme valorado/a, pero mi valoración debería buscarla en Dios y no en el reconocimiento de los demás. Mi valor como persona no puede depender de si la gente se da cuenta cuanto valgo como persona o no. Yo debo saberlo y eso es suficiente.

En Jesús puedo descubrir cuanto valgo, con cuanto amor me creó y me cuida, el precio que pagó por mi, el propósito que tiene conmigo, cuanto me ama, cuánto me valora... Cuando me siento seguro de mi valor personal, ya no necesito hacer propaganda de mis buenas acciones.

Oración: Ayúdame a no dañar mis buenas acciones por mi interés de reconocimiento. Quiero hacer buenas acciones porque eso es lo que corresponde hacer y no por cultivar mi imagen. Gracias por valorarme y amarme independientemente de mis acciones.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

jueves, 10 de septiembre de 2020

Amar... ¿a quién?

Mateo 5:43-48

Si. Jesús no sólo nos habla de suspender la venganza, sino de amar ...A LOS ENEMIGOS. Muchos pensamos: ¡esto es una locura! ¡Es imposible!... y si es verdad, sin el poder de Dios sería imposible que yo pueda amar a mi enemigo. Pero teniendo a Jesús en mi vida, también tengo acceso al poder para amar. 

Amar es valorar a esa persona y buscar su bien con mis pensamientos y mis acciones. Cuando experimento el amor de Dios hacia mi aún cuando no lo merezco, me lleva a ser más misericordioso y paciente con los que me maltratan.

En el verso 45 y 48 Jesús nos dice que la razón de amar al enemigo es que constituye un rasgo de mi identidad como hijo/a de Dios.

Porque soy hijo de Dios amo a mi enemigo. Dicho de otro modo, si no amo a mi enemigo, estoy traicionándome, estoy traicionando mi identidad en Jesús. No estoy siendo hijo/a.

Dios ama a todos con amor incondicional, si soy hijo/a de Dios, no tengo derecho de traicionar ese amor de mi padre Dios. No tengo derecho a odiar a alguien a quien Dios ama. Si Dios ama a todos, no hay personas a las que yo tenga derecho de odiar.

Oración: Señor reconozco que no me es natural amar al extraño o al que me hace daño. Quiero desear el bien a la persona que no me desea el bien, orar por ella y encontrar maneras de bendecirla con mis acciones. Necesito que me llenes de tu amor, de valentía y de sabiduría para tomar ese camino más excelente.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Si o No

Mateo 5:33-37

La gente recurre al juramento o a las promesas para asegurar el cumplimiento de lo que dice, porque ha perdido la capacidad de ser honesta. Su discurso está tan lleno de mentiras o medias verdades que ya no confían en la autenticidad de sus palabras o de los demás. Nos podemos contagiar de esta actitud de los demás e incorporarla como algo corriente y normal.

La confianza de los demás es un tesoro muy precioso. No se recupera con juramentos o promesas. Sino con honestidad y consistencia a lo largo del tiempo. Si me he acostumbrado a decir medias verdades, necesito pedir perdón a Dios y resolver desde hoy a ser honesto/a, decir la verdad y ser sincero/a cada día. Esto me devolverá la confianza de los demás después de un tiempo prudencial en que comprueben que ya no estoy haciendo trampas.

Oración: Gracias porque Tú eres verdad. Ayúdame a hablar la verdad con los que me rodean y así cultivar relaciones honestas y sinceras. Quiero que mi vida sea transparente y no tenga que estar ocultando nada.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

martes, 8 de septiembre de 2020

¿Ojo por ojo?

Mateo 5:38-42

La justicia retributiva o retaliación se creó para frenar la venganza desmedida. Pero Jesús nos ofrece una alternativa aún más elevada. Nos muestra el camino del perdón y de la No resistencia o la resistencia pacífica.

Aunque sea recíproca y equilibrada, la venganza no da la satisfacción que promete, nos deja un sabor amargo, y muchas veces genera un nuevo ciclo de venganzas. La violencia no se soluciona con más violencia. La única forma de parar la violencia es con la no violencia.

La violencia hace daño a la víctima y al victimario aunque sea una retribución por un daño anterior. La justicia de un sistema judicial que respeta las leyes es generalmente más justa e imparcial que la justicia por mano propia. La justicia divina es la más justa de todas. Dios dará a cada uno el pago que debe dar. Por eso, debemos aprender a dejar nuestros asuntos en las manos de Dios y del sistema oficial de justicia.

¿Cómo expreso mi ira y frustración sin hacerle daño al que me hizo daño? Seguro que no es algo fácil de lograr. Pero, es posible, Jesús lo hizo y me da el poder para encontrar la forma de hacerlo.

Puedo devolver bien por mal (Romanos 12:20). Todos terminamos mejor cuando tomo este camino más elevado de paz, de no agresión y de perdón.

Oración: Señor, dame sabiduría y amor para manejar mis reacciones ante la violencia de otros. Reconozco que tu justicia es la más elevada por eso pongo mis asuntos en tus manos y renuncio a mis impulsos de venganza. Ayúdame a perdonar al que me hace daño y a dejar la justicia en tus manos.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

Divorcio

Mateo 5:31-32

El matrimonio, como lo define Jesús, es la unión entre un hombre y una mujer por el resto de sus vidas. Y ningún ser humano debe separarlos porque Dios los ha unido.

El divorcio debería estar solo para casos extremos en que está en peligro la integridad de uno de los cónyuges o de un menor. La posibilidad del divorcio hace que algunos disminuyan la seriedad de su compromiso matrimonial. Jesús nos llama la atención al peligro del divorcio. Romper el compromiso matrimonial hace daño a los cónyuges, a los hijos, a la integridad de la familia, y a amigos... y sobre todo deshonra a Dios porque Dios es el que los unió.

Si ya te divorciaste, lo más probable es que no puedas volver atrás. Pide perdón a Dios, recibe el perdón, deja ese error atrás. Prepara tu vida para que nunca más tengas que divorciarte si te casas con alguien.

Las consecuencias del divorcio son desagradables en sí mismas y tendrás que enfrentarlas con valor. Pero, no tiene sentido amargarte la vida por haberte divorciado. Seguir arrastrando remordimiento hacia ti mismo o bronca hacia tu ex-pareja no es correcto ni saludable. Recibe el perdón de Dios, no dudes de la capacidad de Dios de perdonarte (1 Juan 1:9). Deja que Él te limpie y confía en su limpieza.

Todos, casados y solteros debemos tener en alta estima la institución del matrimonio (Heb.13:4). Es una institución divina y como tal debe ser valorada aún en una sociedad donde se la descalifique.

Oración: Ayúdame a honrar el matrimonio y luchar para la sanidad de las familias. Quiero contribuir activamente a la salud de mi familia y la de todos mis amigos. Úsame como un instrumento de paz y reconciliación.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

lunes, 7 de septiembre de 2020

Córtatela

Mateo 5:27-30

Cada uno de nosotros puede identificar situaciones peligrosas que nos empujan al error y al pecado. Circunstancias en las que sabemos que tenemos más probabilidad de tomar decisiones equivocadas.

Yo puedo conocerme a mi mismo y saber que ciertos lugares, ambientes, compañías, comidas, bebidas, música, películas, grado de cansancio, grado de frustración, clases de pensamientos, etc. me predisponen a hacer algo malo, o quizás hacer algo bueno pero con exceso (comer, beber, hablar, trabajar...).

Son debilidades muy personales que debemos identificar. Será diferente para cada uno de nosotros. Pero, cuando identificamos lo que nos lleva a hacer algo malo, debemos arrancarlo de nuestra vida, aunque sea algo valioso en otros sentidos.

Jesús compara este proceso con arrancarme la mano o el ojo. Es algo doloroso. Requiere renunciar a algo valioso con el fin de lograr algo mejor: una vida que honre a Dios. Aunque esta renuncia puede ser dolorosa, será menos dolorosa que dejar mi vida sin disciplina y evitará que me pierda por completo.

Oración: Gracias por la vida que me diste y por mostrarme lo que me hace mal. Ayúdame a evitar circunstancias peligrosas y a eliminar de mi vida aquello que me predispone al mal.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

domingo, 6 de septiembre de 2020

Asesinato o reconciliación

Mateo 5:21-26

Jesús nos hace ver el principio detrás del mandamiento "no mates" para que examinemos toda agresión y disputa que tengamos contra otro con el fin de buscar la reconciliación. Mi actitud destructiva hacia los demás es semejante a la actitud del asesino.

Esto se aplica a mi relación con mi cónyuge, familiares, amigos, colegas, vecinos y hasta extraños. Si valoramos a Dios, valoraremos también la vida de los demás que fueron creados por ese mismo Dios.

El enojo y la enemistad me lleva a la destrucción de la vida, la reputación, la libertad o la felicidad de otro. Es sabio detener este proceso lo más pronto posible y enmendar este error para evitar que escale.

Para buscar la reconciliación necesito:

1.- Humildad para no dejarme arrastrar por mi orgullo herido por una ofensa, o ciego hacia mis propios errores.

2.- Paciencia para arribar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes.

3.- Amor al prójimo suficiente para valorar la vida del otro y la relación entre nosotros más que mis intereses personales.

Oración: Líbrame de caer en la trampa del orgullo y del enojo. Ayúdame a ver los asuntos con claridad, a no dejarme enceguecer por el enojo y a no escalar las disputas o desacuerdos. Dame una actitud siempre dispuesta para buscar la reconciliación.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

sábado, 5 de septiembre de 2020

La Escritura es una

Mateo 5:17-20

Jesús afirmó la validez e integridad de las Escrituras del Antiguo Testamento como revelación de Dios. Dios no cambia.

Jesús vino a cumplir la Escritura y a darle su verdadero significado. El estándar de moralidad de Jesús era mucho más alto que el comúnmente aceptado por los intérpretes de la Escritura de ese tiempo. Por eso dice que nuestra justicia debe ser mayor que la de ellos.

Este estándar requerido por Jesús no lo puedo alcanzar por mi propia cuenta. Necesito darme cuenta de mi total corrupción e incapacidad, para poder dejar de confiar en mi propia justicia y confiar sólo en Dios para vivir una vida que valga la pena.

Muriendo a mi propio egoísmo y dejando que Su vida se desarrolle en mi, es que puedo vivir una vida plena y satisfactoria. Sólo Jesús puede renovar mi vida y limpiarla. Sólo con él puedo vivir una vida con propósito y agradable a Dios.

Oración: Reconozco que mi justicia personal está llena de faltas y errores. Pero, gracias por tu enderezas mi camino. Reconozco que sin ti no logro vivir de manera justa. Gracias por tu perdón y redención. Lléname de ti y encamíname para vivir una vida plena y con propósito.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

viernes, 4 de septiembre de 2020

Trabajar por la paz

Mateo 5:9-12

Cuándo se busca la reconciliación entre partes enfrentadas, uno se convierte en blanco de ataque de ambas partes porque creen que uno está del lado del enemigo. Muchas veces, buscar la paz es un trabajo ingrato, aunque el resultado final llegue a ser muy bueno.

Cuando haces el bien en medio de personas acostumbradas a hacer lo malo, esto genera una reacción en los que te rodean. La gente toma consciencia de su propia corrupción y se sienten mal consigo mismos porque los descalifica como personas. Puede ser que vean la importancia de hacer el bien y cambien, pero muchas veces reaccionan con hostilidad hacia el que hace el bien porque está quedando en evidencia la falta de los demás.

El que se siente puesto en evidencia por la buena conducta de alguien, tratará de ridiculizar, burlarse, insultar al que hizo lo bueno con el fin de disminuir el impacto de su buen comportamiento. Si la mayoría llegara a considerar ridículo o sin valor la acción de los buenos, entonces los malos ya no se sentirán tan mal consigo mismos.

Cuando haces el bien, no te sientas culpable de que los demás se sientan mal cuando esa no fue tu intención. Aunque proyecten su hostilidad contra ti, en realidad, muchos se sienten mal consigo mismos y se resisten a enfrentar su propia responsabilidad moral.

Cuando das un mensaje que refleja la justicia de Dios y como resultado la gente te ataca, no lo tomes como algo personal, es a Dios a quien están resistiendo, no a ti y Jesús te llama dichoso/a y digno/a de recompensa. Estás haciendo una labor valiosa como la de los grandes profetas, aunque haya gente persiguiéndote tratando de destruir tu reputación.

Oración: Dame el valor para luchar por la paz y la justicia aunque tenga que sacrificar mi reputación y enfrentar oposición. Ayúdame a valorar tu aprobación más que la aprobación de la gente.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

jueves, 3 de septiembre de 2020

Influencia

Mateo 5:13-16

Conocer a Jesús y seguirle implica la responsabilidad de representarlo bien ante los demás. No debemos ser egoístas con nuestra experiencia de salvación reconociendo que todos deberían tener la oportunidad de conocer a Jesús y recibirlo si quisieran.

Hasta cierto punto mi influencia hacia los que me rodean es inevitable, pero puedo ser intencional en esto. La gente que me rodea me observa, me conoce, saca sus conclusiones y determina cuáles cosas de mi son dignas de imitar y cuáles no.

Vivir en Jesús afecta mi ética y mi ética influencia mi entorno. Jesús quiere que tome consciencia de esto para que actúe con responsabilidad.

Como la sal, infiltro e influencio dando sabor y preservando la salud de la sociedad. Como la luz, alumbro transmitiendo vida e influenciando a otros con mi manera de vivir y con el mensaje que transmito.

Oración: Gracias por permitirme conocerte y darme vida. Ayúdame a compartir la verdad y la libertad que he recibido.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Motivaciones

Mateo 5:8

Cuando me doy cuenta que mi vida está yendo por mal camino, que cometí errores graves y ya puedo ver las consecuencias de mis malas acciones, lo normal es que quiera buscar una solución.

1. Puedo querer limpiar las apariencias para que se disimule lo grave de mi error y se entere el menor número de gente posible.

2.  Puedo tratar de eliminar las consecuencias de mis faltas, saldando deudas, arreglando problemas, pidiendo perdón, utilizando medicamentos y psicoterapia.

3.  O puedo tomar un acercamiento más profundo modificando mi forma de hacer las cosas para que no se repitan esos mismos errores.

Jesús quiere que vaya aún más profundo. Él me invita a limpiar mi corazón. Esto es, que examine mis motivaciones: ¿Por qué hago lo que hago? ¿Cuáles son mis deseos? ¿Qué quiero demostrar? ¿A quién quiero agradar?

Cuando miro mi corazón, puede ser que no me guste lo que encuentre, y prefiera llevar mi mente a otros asuntos más agradables o más sagrados... a recordar las cosas buenas que hice. Pero, tomar conciencia de mis motivaciones equivocadas es muy necesario para un cambio de raíz. Dios me da las herramientas y el poder para hacerlo, pero tengo que estar dispuesto a enfrentar esa parte desagradable de mi corazón y poder entregársela a Dios.

Oración: Purifícame Señor. No quiero una limpieza superficial. Quiero ser limpio de corazón. Dame la valentía de enfrentar mis errores y desarraigar toda maldad de mi corazón. Gracias por tu perdón y por tu poder para limpiar.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

martes, 1 de septiembre de 2020

¿Es posible el cambio?

 Mateo 5:6-7

-No cambies nunca- dicen algunos como si fuera una afirmación positiva de una persona. Otros con un tono pesimista y resignado observan: "Las cosas nunca van a cambiar". Otros con una mirada fatalista afirman: "la historia es cíclica y está condenada a repetirse". Otros por miedo al cambio prefieren "lo malo conocido antes que lo bueno por conocer" y esa mentalidad los mantiene estancados.

Sin embargo, contra todo fatalismo, y resignación pesimista, Jesús nos enseña a mirar la vida con esperanza y a luchar por la transformación personal y social. Jesús dice que:

1. Se es dichoso cuando se desea el cambio para bien y se tiene compasión del que sufre. Y no sólo es bueno como deseo, sino que...

2. Es posible alcanzar ese objetivo de justicia (serán saciados).

3. Nuestra compasión hacia otros provocará una respuesta compasiva en los demás.

Esto es cierto porque Jesús lo dice, pero también lo puedo ver en los cambios positivos a lo largo de la historia humana, y en la transformación más personal que puedo ver en mi mismo y en las vidas y relaciones de otras personas que siguen a Jesús.

Es cierto que todos los seres humanos tenemos una tendencia al mal, al egoísmo y a la corrupción. Pero, también es cierto que esos mismos seres humanos cambiamos el rumbo de nuestras vidas para bien cuando encontramos el perdón y la restauración que Dios da en Jesús.

Por eso, no debo resignarme al dolor, al sufrimiento y a la injusticia humana. No debo cansarme de luchar con esperanza de que el cambio es posible.

Tanto en la vida personal como en la sociedad, los cambios significativos requieren persistencia en el tiempo. Por eso hace falta esta esperanza de Jesús, para luchar con compasión y sin cansarse, por estos anhelos de justicia para los que sufren aún cuando no vemos cambios instantáneos.

Oración: Ayúdame a enfocarme en objetivos justos. Fortaléceme para que no me canse, que no me desanime o pierda la esperanza. Lléname de fe y compasión para luchar por la justicia. Para eso pongo mi mirada en ti Jesús.


Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin