Mateo 6:5-8
Cuando deseamos andar en sus caminos de Dios, descubrimos muchas virtudes que otros tienen y que desearíamos tener. Ese deseo nos puede traicionar. Deseamos tanto una virtud que podemos estar tentados a fingirla. Aunque todavía no la tengamos, aparentamos tenerla. Nos autoengañamos y engañamos a los que nos rodean. Eso es hipocresía.
Incorporar frases espirituales en nuestra oración pública (como si fuera que ya representan lo que pensamos, creemos y vivimos) puede rayar en la hipocresía. Por ejemplo: decir en mi oración "todo lo puedo en Cristo..." solo es válido si lo creo, lo vivo y pienso con sinceridad de esa forma. El hecho de que sea una verdad bíblica, no significa que ya me representa. Si esa verdad no se encarnó en mi, decirla en mi oración pública sería hipocresía.
No está mal querer algo bueno, tampoco es malo tener fe de que lo vamos a lograr. Pero, es incorrecto aparentar algo cuando todavía no es real. "Fake it till you make it" (aparenta hasta que lo logres) no funciona si vas a seguir el camino de Dios en forma honesta. Cuando buscamos una virtud, debemos ser sinceros y arrepentirnos del error que reemplaza esa virtud en nosotros hasta que esa virtud se haga realidad en nosotros. La honestidad y el arrepentimiento da origen al cambio mucho más rápido (Lucas 18:9-14).
Jesús nos alerta contra la hipocresía en la oración. Al orar debo tomar consciencia de mis motivaciones. Cuando oro en público puedo estar tentado a hacer oraciones más largas, como si eso demostraría una mayor espiritualidad o haría más efectiva mi oración. Puedo estar cultivando mi imagen en vez de centrarme en Dios con honestidad.
Aunque Dios quiere que oremos y nos escucha, Él ya sabe lo que necesitamos antes que le pidamos. No son las muchas palabras, ni la elocuencia, ni la apariencia de piedad lo que va a motivar la respuesta de Dios. Dios espera una comunicación sincera, una relación auténtica entre Él y yo. Él recompensa esa autenticidad.
Oración: Gracias por haber inventado esta forma de comunicación que es la oración. No quiero ser falso al orar, especialmente cuando otros me oyen. Ayúdame a acercarme a ti con sinceridad cada día.
Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin
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