Mateo 5:21-26
Jesús nos hace ver el principio detrás del mandamiento "no mates" para que examinemos toda agresión y disputa que tengamos contra otro con el fin de buscar la reconciliación. Mi actitud destructiva hacia los demás es semejante a la actitud del asesino.
Esto se aplica a mi relación con mi cónyuge, familiares, amigos, colegas, vecinos y hasta extraños. Si valoramos a Dios, valoraremos también la vida de los demás que fueron creados por ese mismo Dios.
El enojo y la enemistad me lleva a la destrucción de la vida, la reputación, la libertad o la felicidad de otro. Es sabio detener este proceso lo más pronto posible y enmendar este error para evitar que escale.
Para buscar la reconciliación necesito:
1.- Humildad para no dejarme arrastrar por mi orgullo herido por una ofensa, o ciego hacia mis propios errores.
2.- Paciencia para arribar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes.
3.- Amor al prójimo suficiente para valorar la vida del otro y la relación entre nosotros más que mis intereses personales.
Oración: Líbrame de caer en la trampa del orgullo y del enojo. Ayúdame a ver los asuntos con claridad, a no dejarme enceguecer por el enojo y a no escalar las disputas o desacuerdos. Dame una actitud siempre dispuesta para buscar la reconciliación.
Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin
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