Mateo 6:1-4
Cuando logramos hacer algo bueno podemos sentir la urgencia de contárselo a alguien. ¿Por qué? ¿Para qué? Jesús nos invita a pensar en las motivaciones de lo que hacemos.
Cuando hacemos el bien para llamar la atención puede ser que lo que queremos es que alguien nos valore, nos reconozca, nos recompense. Lo publicamos porque esa buena acción mostrará un aspecto bonito de nosotros. Pero una buena acción aislada no necesariamente me representa, y menos lo que la gente piense de ella.
No hay nada de malo en querer sentirme valorado/a, pero mi valoración debería buscarla en Dios y no en el reconocimiento de los demás. Mi valor como persona no puede depender de si la gente se da cuenta cuanto valgo como persona o no. Yo debo saberlo y eso es suficiente.
En Jesús puedo descubrir cuanto valgo, con cuanto amor me creó y me cuida, el precio que pagó por mi, el propósito que tiene conmigo, cuanto me ama, cuánto me valora... Cuando me siento seguro de mi valor personal, ya no necesito hacer propaganda de mis buenas acciones.
Oración: Ayúdame a no dañar mis buenas acciones por mi interés de reconocimiento. Quiero hacer buenas acciones porque eso es lo que corresponde hacer y no por cultivar mi imagen. Gracias por valorarme y amarme independientemente de mis acciones.
Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin
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