martes, 15 de septiembre de 2020

Condiciones para perdonar

Mateo 6:14-15

El amor de Dios es incondicional, pero el perdón requiere ciertas condiciones. Necesito confesar (reconocer) que hice algo malo (1 Juan 1:9) y luego estar dispuesto a perdonar a las personas que me hicieron algún daño.

Tanto reconocer mis propias faltas, como perdonar las faltas de quienes me hirieron, requiere de humildad. Mientras no esté dispuesto a abandonar el egoísmo, no podré progresar en mi crecimiento espiritual. Mi vida quedará anclada en ese proceso no perdonado. El egoísmo me lleva a enfatizar el dolor de mi herida de tal forma que me engaño pensando que es imposible perdonar. De esa manera, quedaré amarrado a un resentimiento que me hace más daño a mi mismo que a cualquier otro.

No perdonar es castigarse a uno mismo por el mal que hizo otro.

Perdonar no es aceptar la condición de víctima. Perdonar no es facilitar la continuidad del abuso. Perdonar no es justificar al culpable. Debo tomar todas las medidas necesarias para frenar el abuso, llevar al abusador a la justicia y tomar todas las precauciones para que el mal no se vuelva a repetir. Pero, luego en mi corazón necesito decidir perdonar y no seguir guardando rencor. Perdonar es renunciar a ese odio que me carcome por dentro. Jesús sabía muy bien lo necesario que era este consejo que nos dio. Es por mi propio bien que debo aprender esto. No puedo esperar a tener ganas de perdonar. Aunque no tenga ganas, necesito perdonar.

Perdonar es decidir no guardar rencor. Es desear el bien al que no lo merece. Es abandonar la idea de venganza y de odio. Perdonar me permite recuperar mi felicidad después de una injusticia en mi contra. No significa que me olvido de la mala experiencia, pero si puedo llegar a recordar sin el dolor y el odio que antes acompañaba ese mal recuerdo. Al principio, cada vez que me acuerde de esa mala experiencia, tendré que recordarme que ya decidí perdonar... hasta que ese veneno desaparezca y quede totalmente libre.

Oración: Gracias por darme tu perdón cuando no lo merecía. Ayúdame a perdonar así también a los que no lo merecen. Líbrame del veneno del rencor y la venganza. Quiero quedar libre, perdonar y ser feliz. Con tu ayuda lo voy logrando. Gracias Señor.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

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