Mateo 5:8
Cuando me doy cuenta que mi vida está yendo por mal camino, que cometí errores graves y ya puedo ver las consecuencias de mis malas acciones, lo normal es que quiera buscar una solución.
1. Puedo querer limpiar las apariencias para que se disimule lo grave de mi error y se entere el menor número de gente posible.
2. Puedo tratar de eliminar las consecuencias de mis faltas, saldando deudas, arreglando problemas, pidiendo perdón, utilizando medicamentos y psicoterapia.
3. O puedo tomar un acercamiento más profundo modificando mi forma de hacer las cosas para que no se repitan esos mismos errores.
Jesús quiere que vaya aún más profundo. Él me invita a limpiar mi corazón. Esto es, que examine mis motivaciones: ¿Por qué hago lo que hago? ¿Cuáles son mis deseos? ¿Qué quiero demostrar? ¿A quién quiero agradar?
Cuando miro mi corazón, puede ser que no me guste lo que encuentre, y prefiera llevar mi mente a otros asuntos más agradables o más sagrados... a recordar las cosas buenas que hice. Pero, tomar conciencia de mis motivaciones equivocadas es muy necesario para un cambio de raíz. Dios me da las herramientas y el poder para hacerlo, pero tengo que estar dispuesto a enfrentar esa parte desagradable de mi corazón y poder entregársela a Dios.
Oración: Purifícame Señor. No quiero una limpieza superficial. Quiero ser limpio de corazón. Dame la valentía de enfrentar mis errores y desarraigar toda maldad de mi corazón. Gracias por tu perdón y por tu poder para limpiar.
Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin
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