Mateo 24:1-14
Los discípulos le preguntan a Jesús sobre los acontecimientos futuros y el fin del mundo. Jesús inicia su respuesta con una advertencia: "que nadie los engañe".
Aunque utilice referencias bíblicas que parecen coincidir con los hechos, si interpreto el futuro en forma dogmática me puedo convertir en engañador.
Cuando experimentamos una pandemia mundial, o guerra, violencia, muertes o inestabilidad social, somos más vulnerables a ser engañados con teorías de conspiración por nuestra ansiedad de encontrar una explicación de lo que nos está pasando.
Jesús nos habla de varias señales alarmantes, acontecimientos futuros terribles que producen temor y la sensación de que el mundo está llegando a su fin, y dice con respecto a eso "es necesario que todo eso suceda pero no será todavía el fin".
"Procuren no alarmarse" dice Jesús (Mateo 24:6). Esa es la actitud que debe caracterizar a un/a seguidor/a de Jesús en tiempos de grandes dificultades mundiales, como la pandemia.
Ninguno de los acontecimientos terribles es señalado como señal del fin, sino solamente, que el evangelio del reino va a ser predicado en todas las naciones (Mateo 24:14). Hay muchos que todavía nunca oyeron del mensaje de Jesús. Ellos deben ser alcanzados primero antes de que sea el fin.
No debo distraerme con aquellos que se enfocan en descifrar el futuro o ponen sus energías en interpretar los acontecimientos mundiales como si serían cumplimiento de las señales antes del fin, provocando angustia y desesperación en sus oyentes. Esas cosas sólo desvían mi atención de Jesús y Su mensaje.
Necesito poner mi atención en lo más importante, aunque suene simple y básico: Anunciar las buenas noticias del reino de Dios hasta el último rincón del mundo y procurar no alarmarme, como dice Jesús (Mateo 24:6).
Oración: Gracias por la seguridad que me dan tus palabras, Jesús. Ayúdame a enfocarme en tu mensaje, a anunciarlo a los que no te conocen y a mantener la calma aún frente a mensajes alarmistas. En tu presencia y a tus pies alcanzo verdadera paz, esa paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7).
Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin
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