Mateo 26:1-13
Una mujer se acerca a Jesús mientras este estaba sentado a la mesa y derramó un perfume muy caro sobre su cabeza. Algunos despreciaron este acto como un desperdicio, pero Jesús lo consideró como un acto hermoso y con propósito.
Mi expresión de adoración a Dios podría no ser valorada por otras personas. Pero lo que cuenta es lo que Dios piensa. Él conoce la actitud de mi corazón, mis motivaciones y mis intenciones. Adorar es poner a Dios primero, es darle prioridad en mis pensamientos, en mis palabras y en mis acciones cotidianas. ¿Se nota que Jesús es el más importante en mi vida?
Mi expresión de adoración puede animar a otros a conocer a Dios y puede inspirar a otros a adorar también. Pero, el destinatario principal de mi adoración es Dios y no las demás personas. Aunque alguno malinterprete mis intenciones al adorar, Dios conoce mi verdadera motivación. Mi adoración es una conversación íntima entre Dios y yo, en la que me entrego completamente a Él.
Oración: Gracias por amarme y valorar mis expresiones sinceras de adoración. Me entrego completamente a tus pies Ayúdame a buscar agradarte a ti más que a los demás.
Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin
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