Mateo 13:47-52
El reino de Dios es como una red que abarca todo. Cuando compartimos el mensaje de Jesús con otros no deberíamos reducir excesivamente a los destinatarios. Deberíamos estar dispuestos a que aún a gente que no se nos ocurrió podríamos compartirles nuestra fe. Dios ama a todos por igual y no quiere que nadie se pierda (2 Pedro 3:9). Así como la red de pesca, recoge toda clase de peces, así también deberíamos dirigir nuestro ofrecimiento del mensaje de Jesús a todo tipo de personas, aunque nos sintamos más a gusto con algún grupo étnico, cultural, etario o geográfico particular.
Naturalmente, cada uno tendrá diferentes oportunidades de relacionarse con otros dependiendo de sus intereses, los lugares que frecuente, el idioma que hable, los valores culturales y artísticos que prefiera, la edad que tenga... Pero, al compartir a Jesús, debo dejarme dirigir por Dios hacia cualquier tipo de persona que necesita de Jesús. Finalmente, será Dios que separe a los que se decidan a amar y seguir a Dios, de aquellos que decidan no hacerlo. No me toca a mi clasificar la intención de las personas. Así que, en lo que de mi depende, debo ser amplio cuando comunico el mensaje de Jesús a otros.
Para los contemporáneos de Jesús, aprovechar los tesoros nuevos y viejos se resumía en aprovechar las Escrituras del Antiguo Testamento (Tanaj) y las enseñanzas de Jesús sobre el reino. Cuando escudriño las Escrituras también debo ser amplio incorporando lo que otros ya aprendieron de las Escrituras (líderes cristianos y escritores que nos precedieron a lo largo de las historia), y también estar abiertos a las nuevas cosas que Dios nos está mostrando hoy para poner en práctica, obedeciendo la Escritura en la realidad particular específica que nos toca vivir en el presente. Esto sería saber aprovechar tesoros antiguos y tesoros nuevos.
Oración: Ayúdame Señor a ser amplio al compartir tu mensaje con otros y tener mi corazón abierto para bendecir a cualquier tipo de persona para que te conozcan y te sigan. También ayúdame a ser amplio y humilde al reconocer los tesoros de Tu Palabra que descubrieron otros líderes antes de mi y las aplicaciones de los líderes de hoy en día.
Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin
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