jueves, 6 de agosto de 2020

Mujer, ahí tienes a tu hijo

Juan 19:25-27

Jesús estaba colgado en la cruz, pero aún ante ese dolor excruciante no se olvida de los demás. Ve el dolor maternal de María y la llama "mujer". Tal vez, sería menos doloroso que decirle "mamá" delante de todos desde la cruz. Tal vez no quería que la gente la identifique como "la madre de ese condenado". Le asigna un encargo: ser madre de Juan. Y a Juan le pide que la trate como a su madre. Un sufrimiento compartido es menos doloroso.

Estando en la cruz, Jesús perdonó a sus verdugos, se compadeció de los que estaban crucificados al lado de él, de su madre, de sus discípulos... de todos los que iban a creer, incluidos tú y yo.

Ante nuestro propio dolor y muerte, no debemos dejarnos dominar por la autocompasión, que es una forma de egoísmo. Como Jesús, extendamos nuestro corazón hacia otros que están sufriendo a nuestro alrededor. Ayudar a otros es la mejor inversión de nuestras energías emocionales.

Oración: Gracias por tu amor en la cruz. Nunca podré devolver tanto amor. Pero, si quiero que tu amor se refleje en la manera que trato a los que me rodean. Quiero ser vehículo de tu amor.

Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin

No hay comentarios:

Publicar un comentario