lunes, 24 de agosto de 2020

Este es...

Mateo 3:13-17

Juan estaba bautizando en el río Jordán, un día viene Jesús y le pide para ser bautizado. Juan percibe la superioridad de Jesús, pero finalmente accede a bautizarlo. Cuando lo hace, el Espíritu de Dios baja sobre él en una forma visible, y se oye una voz del cielo diciendo "Este es mi Hijo amado". En este evento se evidencian Dios Padre (en la voz), Dios Espíritu (en la manifestación visible viniendo sobre Jesús), y Dios Hijo (en Jesús que se bautizaba).

Dios Padre identifica claramente, para Juan y para todos los demás testigos, que Jesús es el Hijo de Dios. Dios le había dicho a Juan que aquel a quien él vea descender el Espíritu de Dios en forma visible, este es el que bautiza con el Espíritu Santo y así él comprende que Jesús es el Hijo de Dios y el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29,33-34).

Jesús vino como un ser humano, pero no es solo ser humano. También es Dios. No hay otro como Jesús que sea Dios y hombre al mismo tiempo. Él es el camino a Dios Padre y vino a obrar la reconciliación con el ser humano corrompido por el pecado. Jesús pagó por todos nuestros pecados y nos reconcilió con Dios. Nuestra responsabilidad es poner nuestra fe en Él y aceptar lo que Él ya hizo por nosotros. Nuestra culpa fue llevado sobre Él y Su justicia fue aplicada a nuestra vida.

Oración: Gracias Jesús por amarnos tanto que viniste a vivir y morir a esta tierra por amor a nosotros. Acepto este regalo precioso de la justificación y la vida eterna que trajiste para mi y por todos los que te reciben. Te amo Señor.

Siguiendo al maestro.

Por Daniel Martin

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