Mateo 13:24-30, 36-43
Cuando sembramos un buen mensaje, el mensaje de Jesús. No sólo debemos considerar el terreno donde sembramos, sino el hecho de que hay también quienes siembran malas semillas, mensajes errados, confusos y hasta malignos. La Biblia es nuestro estándar y Dios es nuestro juez. Aunque podemos ver señales de alerta cuando alguien se está apartando de la verdad, no debemos apresurarnos a sacar conclusiones porque Dios es el único que conoce claramente el interior de una persona.
Muchas veces el mensaje correcto puede parecerse y confundirse con el mensaje errado. Podemos tener la tentación de actuar rápido, desmentir, aclarar, batallar en contra del error de manera agresiva, hacer justicia y separar la paja del trigo, distinguir a aquellos que viven una fe genuina de aquellos que no.
Esta parábola me enseña que me puedo equivocar al querer separar a aquellos con fe auténtica de quienes viven vidas falsas. La hierba buena se parece a la hierba mala. Puedo animar a cada persona a autoexaminarse, pero no debo pretender saber exactamente lo que hay en el interior del otro. Debo esperar con paciencia el tiempo en que los frutos de nuestras vidas se pongan en evidencia y Dios será el que justamente separe lo bueno de lo malo.
Oración: Ayúdame a resistir la tendencia de querer separar a los auténticos de aquellos que no lo son. Dame paciencia para tratar a todos con amor sabiendo que no me corresponde a mi, sino a ti determinar la autenticidad de la fe de una persona.
Siguiendo al maestro.
Por Daniel Martin
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