Juan 4:7-26
Jesús entra a una región extraña y entabla una conversación con una mujer de quien le separaban barreras culturales, raciales, de género, de religión, prejuicios sociales, etc. Jesús superó a propósito todas esas barreras para ofrecerle "agua viva" que da vida eterna.
Cuando hablan de su situación familiar Jesús muestra estar enterado. Cuando hablan de cómo adorar, Jesús dice que lo que importa es adorar a Dios de manera espiritual, auténtica y sincera; pero también en verdad, de manera inteligente y coherente con la Escritura.
Al final Jesús le aclara que Él es el Mesías. El libertador que los profetas habían anunciado hacía siglos.
En eso llegó a sacar agua una mujer de Samaria, y Jesús le dijo:
-Dame un poco de agua
Pero, como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió:
-¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?
-Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua -contestó Jesús- tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.
-Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida? ¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?
-Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed -respondió Jesús- pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.
JUAN 4:7-14 NVI
Oración: Gracias por tu amor al perdido. Ayúdame a ser así de claro y contundente al superar barreras, compartir tu mensaje, aconsejar a otros y guiar a otros a adorarte.
Siguiendo al maestro
Por Daniel Martin
Reflexiones diarias siguiendo los pasos de Jesús en los evangelios y su aplicación a nuestra realidad hoy.