Juan 3:22-30
Jesús estaba bautizando personas cerca de donde Juan bautizada. La gente comenzó a compararlos y darle diferentes grados de valor a lo que ellos hacían. Juan no entró en ese juego, sino que afirmó que lo que hacían, Dios lo estaba concediendo. Además, aclaró que él no era el Cristo, sino que había sido enviado delante de Él.
Me encanta la perspectiva de Juan. Cuando el egoísmo y la vanagloria tocan a la puerta, es importante recordar que no somos el centro del universo, sino que somos simplemente enviados y parte del plan de Dios.
Nuestra alegría es como la alegría del amigo del novio que va a casarse. Aunque no sea el que se casa, aún así su alegría es inmensa porque el novio es su amigo. Así también nos llenamos de alegría cuando la gente se reconcilia con Dios. Porque Dios es nuestro amigo.
Oración: Gracias por permitirme participar de tu alegría. Ayúdame a recordar que soy un enviado delante de ti y no debería ser el centro de atención. Que pueda siempre reconocer toda la honra y la gloria que te mereces.
Siguiendo al maestro
Escrito por Daniel Martin
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